domingo, 29 de abril de 2012

El diario de Vero Capó

Vero es quien cuida a Clarita, la hermana pequeña de Julieta Penino. Julieta no la quiere, desconfía de ella todo el tiempo. Verónica lo intuye y decide continuar el diario que había iniciado cuando solo tenía catorce años. Ahora tiene 24 años, es alegre y optimista, pero también necesita refugiarse en un diario íntimo, tal como lo había hecho cuando era una adolescente.



 Contratapa:

"A través de su diario, nos vamos internado en la vida de Vero Capó, una chica de nuestro tiempo, alegre, positiva, feliz, orgullosa de su familia, de su persona y del lugar que ocupa entre los seres que quiere. Sin embargo, su optimismo tiene sus sombras: un pasado doloroso que ella conoce a medias, que va descubriendo poco a poco, que por momentos le cuesta aceptar y un presente marcado por el rechazo de alguien con quien desea un acercamiento sincero.

El diario de Vero Capó es una novela para niños, adolescentes y jóvenes que sentirán por la protagonista un afecto especial, afecto que ella se ha ganado por su alegría, optimismo y simpatía y por su mirada positiva hacia el mundo que la rodea.

Vero reivindica, al contarnos su vida, un lugar que Julieta Penino le había quitado en su famoso blog."



Parece que Julieta no queda demasiado contenta con eso de haber pedido la exclusividad... Le entran un poquito de celos cuando se entera que ya no es la única, y que la vida de Verónica también se convirtió en libro (ver aquí).


Afiche





Uruguay indígena

Otras ilustraciones que realicé para el libro "Cuentos y leyendas del Uruguay" de Isabel Amorín (inédito).


El flautista del monte

La leyenda del Yerbal

La leyenda del sauce


El blog de Julieta Penino

Julieta decide un día abrir un blog donde descargar sus emociones, contar lo que siente y expresar sus enojos, tristezas y alegrías. http://julietapenino.blogspot.com/
Juli tiene 13 años, una familia integrada por un papá, una mamá, un perro llamado Homero y una hermanita chica que no es precisamente su amiga... Como hace poco llegó de España y no tiene muchos amigos usa el blog para expresarse. En él cuenta sus alegrías, sus enojos, sus tristezas, habla del chico que le gusta, de la música que le agrada escuchar, hace sus reflexiones sobre la vida, la amistad, la muerte, la felicidad.... y sobre todo comenta su gran miedo: una niñera que llega a su casa para cuidar de su hermana Clarita. Julieta sospecha que Verónica, la niñera, es una persona peligrosa de la que hay que cuidarse...

El libro está editado por Fin de Siglo  y ganó el primer premio en los Premios Anuales del Ministerio de Educación y Cultura, en la categoría Literatura Infantil y Juvenil, éditos.


Este es el blog de Julieta, el blog, no el libro: www.julietapenino.blogspot.com

¿Querés leer un fragmento?



El Blog de Julieta Penino ganó el Primer Premio en la categoría Literatura Infantil y Juvenil, Éditos, de los Premios Anuales del Ministerio de Educación y Cultura, en el 2010
 
 


sábado, 28 de abril de 2012

Dibujitos y garabatos

En mi perfil comenté que ser escritora no estaba en mis planes. Lo que yo soñaba era con dibujar, pintar, ilustrar. En algún momento quise ser ilustradora de libros para niños. Hoy día soy una apasionada de los álbumes ilustrados y una admiradora de aquellos artistas que logran tocarrnos el alma con sus paletas. Ya no me atrevo a ilustrar; es tanto lo que admiro a los grandes como Valeria Docampo, Irisz Agocs, Benjamin Lacombe, Rébecca Dautremer, Elisabetta Decontardi -sólo por nombrar algunos- que siento que jamás podré hacer trabajos de calidad... Así que mis sueños quedaron en el olvido. De vez en cuando desempolvo algún viejo dibujo, como en este caso.

La ilustración se llama "El grillo alpinista". La había hecho para un cuento de mi amiga Isabel Amorín, libro que finalmente no salió publicado.


El grillo alpinista

El grillo alpinista (detalle)

sábado, 21 de abril de 2012

Carta de un jaguar

Siempre me encantó compartir con los niños los cuentos de Horacio Quiroga. Pero durante un tiempo quedé pensativa y ocupada por el triste rol que jugaba el jaguar (tigre americano) en su narrativa. Cierta vez, leyendo con los niños La caza del tigre del libro Cartas desde la selva se me ocurrió transformarme en la voz del jaguar:




Ilustración: Gabriela Armand Ugon
Queridos niños:

“Yo vivía en el monte muy contento
caminaba y caminaba sin cesar,
las mañanas y las tardes eran mías
y a la noche me tiraba a descansar.
Pero un día vino el hombre con sus jaulas...”*

No se confundan, queridos niños, no soy un oso, pero yo también quiero reivindicar a mi raza.

En primer lugar me presentaré: me llaman tigre americano, jaguar o yaguareté (ustedes me conocen por los cuentos de Horacio Quiroga). Con el nombre de yaguareté nos “bautizaron” los indios guaraníes, y significa “cuerpo de perro” (yaguar = perro y reté = cuerpo) pero me ofende que me confundan con los caninos; en todo caso preferiría que nos llamaran “cuerpo de gato”, pues somos felinos.

Pero más allá del nombre (queda claro que me gusta que me llamen jaguar) habrán visto que esta página también está manchada de sangre.

Y quiero dejar bien en claro que no es sangre de un animal que cacé para alimentarme.

Es mi propia sangre. Pero no se preocupen, sobreviviré. Me habían hablado de rifles, balas y cazadores, y lamentablemente me llegó el momento de conocerlos más allá de los cuentos; me llegó el momento de conocerlos en vivo y en directo.
Pero ya les dije, no se preocupen que sobreviviré.

Bueno, queridos niños, me gustaría que entendieran el significado de la palabra “sobrevivir”. Desearía que entendieran que en este momento me estoy refiriendo al hecho de salvarme de la muerte, pero eso no es lo más importante. Lo más importante es que sobreviva mi especie.

Y desgraciadamente en vuestro país hace más de un siglo que hemos desaparecido. Nuestra especie desapareció. Nuestra especie se extinguió. ¡SE EXTINGUIÓ!
Para muchos humanos fuimos considerados enemigos. No les miento. No es mi intención engañarlos. Nos alimentamos de carpinchos, yacarés y grandes animales (lamento atemorizarlos pero la especie humana también es alimento para nosotros). Ya ven... No los engaño. Pero tampoco los engañaré en lo que les contaré a continuación.

Siento que para poder saciar nuestra hambre, otras especies tengan que morir. Quizás ustedes también lamenten que mueran vacas, pollos, peces... Es la ley de la vida.

“Cadena alimenticia” creo que le llaman los hombres. Pero yo les aseguro que jamás maté a nadie por diversión. Jamás maté a alguien para disfrutar de mi superioridad, y jamás maté a alguien para disfrutar del sufrimiento ajeno.
Bueno, dije que les contaría algo a continuación. Escuchen... es cierto aunque les cueste creerlo. Algunos humanos han muerto por nuestra causa, pero son muchos más los humanos que han tomado a nuestra especie como diversión.
Sí, niños, créanlo. Hace muchos años existían en vuestro país los “tigreros”. En vuestro país y especialmente en Argentina y Paraguay.

¿Saben de qué se trataba? Los hombres (gauchos les llamaban por aquel entonces) enrollaban su poncho en la mano izquierda y sostenían un facón en la derecha. Y así peleaban con mis ancestros, sólo por el hecho de divertirse. Sí, sólo por el hecho de sentirse superiores, sólo por el hecho de ganarse la admiración de sus congéneres y de disfrutar sus triunfos ante la agonía de mis antepasados.
¿No lo creen? Piensen un poco... Algo parecido ocurre en un lejano país llamado España. Pero allí las víctimas no somos nosotros, sino animales aún mayores en tamaño: los toros.

Bueno, ya les dije que yo no soy uruguayo; ni siquiera conozco el Uruguay. No les hablé del lugar dónde vivo. La gente lo llama el Matto Grosso, pero tengo parientes en toda América Latina.

¿Quieren saber por qué desaparecimos en vuestro país?

Les cuento lo que sé: hace muchísimos años, antes de que el hombre blanco llegara a las tierras donde ustedes hoy viven, vuestra región estaba poblada de ciervos, pecaríes, carpinchos. Pero un día llegó el ganado, proveniente de otras regiones. Ese ganado se multiplicó, y debieron alimentarse de las pasturas que servían de alimento a los venados, pecaríes etc. Entonces éstos ya no conseguían su sustento diario. Además el hombre los fue diezmando y al morir ellos, también nosotros perdimos nuestra comida.

Pero esto no fue lo peor, muchos de mis antepasados debieron emigrar, buscando otros lugares para vivir, donde abundaran animales de los cuales pudieran alimentarse. A esto las personas lo llaman “desplazar el habitat”. Pero algunos valientes quedaron. Sin embargo la valentía de poco les sirvió, porque experimentaron la terrible sensación que acabo de experimentar yo. Pero la diferencia fue grande, porque yo, como ya les dije, seguiré viviendo (al menos por algunos años más). Ellos no corrieron la misma suerte. Y mis últimos parientes uruguayos murieron en el departamento de Flores (¿lo conocen?), allá por 1890.
¿Me estiman un poco más ahora que conocen la verdad? Quisiera que lo entendieran. No los considero mis enemigos; la ley de la vida no creó al jaguar como enemigo del hombre, así como no creó al hombre como enemigo del ganado. Pero de algo estoy seguro: algunos hombres sí son enemigos del jaguar. Desearía que lo pudieran entender, así como también me gustaría que comprendieran por qué razón comencé mi carta como la comencé.
No me despediré diciéndoles “los quiero”, simplemente me despediré diciéndoles:
“Amen la naturaleza”.

*Estrofa del tema El oso, de Mauricio (Moris) Birabent.

miércoles, 18 de abril de 2012

Un libro muy especial

al que le tengo mucho cariño. Está pensado para jóvenes en edad liceal, lleva por título Que no lo lean mis padres y tiene cuatro cuentos, escritos por Adriana Cabrera Esteve, Magdalena HelgueraSebastián Pedrozo y uno mío. El libro forma parte del proyecto de capacitación laboral "Un libro, un abrazo",  articulado desde la IMM con seis organizaciones sociales y el apoyo de Ediciones de la Banda Oriental y la Biblioteca Nacional.



Fue un placer haber participado en este proyecto que tiene como objetivo la capacitación laboral de jóvenes en situación de vulnerabilidad social.

martes, 17 de abril de 2012

Martín



La saga Martín nació con Martín y el misterio de la escuela 1029. Cuando la terminé de escribir me di cuenta que el edificio que había descripto había sido la escuela Nº 2 José Pedro Varela de Colonia del Sacramento. Fue la primer novela mía que apareció en Uruguay. Aún hoy sigue siendo uno de mis libros más vendidos. Puedes leer algunos comentarios aquí.

 
La primera edición de Martín y el misterio de la escuela 1029 tuvo una tapa muy diferente a la actual que está diseñada por Óscar Scotellaro. Aquí te la presento:
 
 
Y también te muestro la escuela a la que fui cuando niña y que me inspiró para escribir la historia: La escuela Nº 2 José Pedro Varela, de la ciudad Colonia.
 
 
 
El subsuelo de la escuela está recorrido por túneles y laberintos... ¡alucinante!

 

 
Martín se me hizo tan real que tuvo que seguir viviendo y haciendo de las suyas junto a Pachi, su mejor amigo. Se fue a La Paloma, y allí vivió otra de sus aventuras llenas de suspenso, leyendas y emociones. Nació entonces Martín y la leyenda del barco fantasma, un libro que me más de un premio, entre ellos el Bartolomé Hidalgo.

Argumento:
Un barco abandonado, una mujer misteriosa que camina errante por la playa, tesoros ocultos... ¿sólo viejas leyendas que se narran en las noches de verano a orillas del mar? Martín intentará mostrar en complicidad con Pachi que los cuentos no son sólo cuentos, y que la leyenda puede encontrarse cara a cara con la realidad...

Premio Bartolomé Hidalgo 2004
Premio Dragón de San Fernando 2004

Fallo del Jurado que otorgó los premios Bartolomé Hidalgo 2004: Gabriela Armand Ugon es la heredera de la tradición de las narraciones infantiles que introducen el misterio, el suspenso y la diversión en un clima uruguayo y con recursos realistas, la autora ha sido también reconocida a nivel internacional.

Podés leer el comentario de algunos niños aquí.

 
Esta es la tapa, diseñada por Óscar Scotellaro
 
 

Luego surgió Martín y la casa violeta, novela que fue ternada para el Premio Bartolomé Hidalgo en el 2005 y me valió un premio del Ministerio de Educación y Cultura.
Argumento:
En una casona antigua y señorial de El Prado ocurrió, hace más de treinta años un horrendo crimen… Martín y su familia se mudan al lado de la misteriosamente llamada Casa Violeta que no es precisamente de ese color. La única habitante de esa extraña mansión es una mujer que solo es vista diariamente cuando barre la vereda. Martín, Pachi y una nueva amiga Ele, intentan descubrir qué relación existe entre la mujer y el crimen del pasado: observan desde afuera, entran al parque que rodea la casa, espían por las ventanas, investigan en diarios viejos, van un cementerio… y naturalmente se meten en variados líos.
¿Te gustaría leer el primer capítulo? Cliquea aquí.


Hasta el momento, el último libro que he escrito de la saga ha sido Martín y los ecos del pirata Molina. En esta historia Martín, sus viejos amigos y su prima Floreana visitan algunas islas del Río de la Plata, frente a Colonia. El objetivo es uno: descubrir un tesoro que fue enterrado allí hace siglos. Pero nada les resulta sencillo: ni la vida agreste, ni la presencia de personas que quieren frustrarle el plan. Aquí puedes leer un comentario publicado en La República de las Mujeres.

 
Y aquí puedes leer un comentario de Sebastián Pedrozo en la revista Quehacer Educativo:
 

 Los cuatro libros de la saga pertenecen a la Colección Montaña Errante de Editorial Fin de Siglo


Recibiendo el Bartolomé Hidalgo por Martín y la leyenda del barco fantasma


Maite recibe visitas

Me divertí mucho pensando en Maite y las visitas que se alojaron en su cabeza, unas visitas indeseables, desde luego.



Cuando yo era chiquita, bien chiquita, el tema de los piojos era algo que solo había escuchado de la boca de mis padres. Pero imaginaba un mundo de hormigas: iban a la escuela, tenían su familia, hablaban entre ellas, pensaban... Como siempre, ese recuerdo de las hormigas "humanizadas" me acompañó hasta el presente, y un día decidí ilustrarlos.

Cuando salió publicado el libro mi amiga Wendy (Wendy tenía 11 años cuando me acompañaba a todas las presentaciones y era una narradora increible) narraba mi MONÓLOGO DEL PIOJO que dice:

Yo me llamo Juan Patojo…
Soy lindo, simpático, inteligente y gracioso. Sin embargo pocas personas me quieren ¿Será porque soy un piojo?

Mi historia empezó hace un tiempo, cuando estaba solo, triste, aburrido, flaco y pobre. Me acuerdo que la panza me crujía de hambre. Venía de un sitio calentito, pero no sé por qué, alguien de ahí me echó a patadas….
Caminaba solo y triste, pensando en conseguir un poco de comida que alimentara mi débil cuerpo, cuando de repente una cabellera larga, limpia, brillante, perfumada y luminosa me indicó que allí podría haber un buen restaurante. Todo indicaba que allí podría engordar un poco… pero existía un grave problema… la cabellera estaba allá arriba, y yo era un diminuto piojo. ¿Cómo subo hasta allá? –pensé.

Hasta que vi mi salvación. Un peine estacionado en una mini carterita marrón. Decidí subirme al peine y no tuve que esperar mucho para ser transportado, porque la mano de la coqueta dueña de la cabellera larga, limpia, brillante, perfumada y luminosa se estiró para trasladarme. Cuando el peine-vehículo llegó a destino me senté cómodamente a almorzar… Y bueno, yo no soy vampiro, pero me encanta la sangre. Hmmm ¿qué rica!

Estaba en lo mejor de mi suculento manjar cuando vi aparecer a la más bella pioja que mis ojos de piojo hayan visto jamás. Mi corazón empezó a hacerme taca taca, y ahí nomás quede flechado para toda la vida.
¿Saben qué pasó al tiempito? Tuvimos hijitos… Sextillizos la primera vez, septillizos en su segundo embarazo, octillizos otra vez… Formamos una gran familia. Nuestro hogar era calentito, había alimento en abundancia… A veces Maite, la niña de la cabellera larga, limpia, brillante, perfumada y luminosa iba a un sitio… donde caía agua en abundancia. Agua tibiecita… Ella echaba algo que hacía espuma, y nosotros nos divertíamos como locos… Era como estar de vacaciones en las Termas o ir a Acuamanía.

No sé qué pasó en determinado momento… Maite se puso a gritar y…
 
 
***

Estas son algunas de las ilustraciones interiores del libro... Sólo algunas, ya que cada página del libro (que está agotado y no se reeditó) era con muchos dibujos y mucho color.



 
 



lunes, 16 de abril de 2012

No huiré de mi vida

es una novela pensada para lectores en edad liceal, publicada por Criatura Editora. La ilustración de la tapa está a cargo de Lucía Eluén



Celeste, la protagonista de esta historia, está a punto de cumplir 15 años. Vive en una casa enorme con su abuela como único familiar, quien no la deja salir y la tiene muy controlada. Su mamá está presa, su papá ha fallecido y a ella le cuesta mucho enfrentarse a esa realidad; inventa historias para encubrir algunos secretos de su árbol genealógico que ni ella misma conoce tan bien como piensa. A medida que se acerca la fecha de su cumpleaños se acerca también otra fecha importante y se irán develando muchos de los misterios que han alejado a Celeste de su familia por tanto tiempo. Además del apoyo incondicional de Serena y Tatiana, sus mejores amigas, aparecen más personas que la acompañan y la ayudan en el trance de madurar y enfrentarse con el doloroso pasado que ha heredado de los adultos que la rodean. Para ojear el libro cliquea aquí
 
Comentario de Adriana Rosano: aquí

Nota publicada en La República de las Mujeres:


Video del lanzamiento de No huiré de mi vida, en el Salón Dorado de la Intendencia Municipal de Montevideo


Lanzamiento en Espacio Cultural Contemporáneo - Fundación Unión (Plaza Independencia 737, MONTEVIDEO) el 5 de octubre de 2011

 
Muchos han sido los mensajes que he recibido de lectores. Aquí presento dos que fueron escritos en papel (una extrañeza por estos días):
 
 
 

Más información sobre este libro aquí

Escribiendo para niños

Hace ya unos años, en una reunión de esas que solemos hacer los docentes junto a los padres al inicio del año lectivo, hablé sobre la importancia de iniciar en 4º año a los niños en técnicas de estudio. Entonces surgió una pregunta muy común: ¿Qué actitud tomar frente a un niño que se niega a leer? En esa oportunidad hablé del placer por la lectura, del valor que tiene para los niños ver a sus padres leyendo, de la importancia de leer con ellos, etc, etc. Pero pese a las respuestas que di en el momento, la pregunta rondó por mi mente por mucho tiempo. Entonces intenté realizar una mini encuesta entre los niños de mi clase, preguntándoles por qué consideraban ellos que era importante leer. Las respuestas que me dieron las consideré tan jugosas que no pude menos de reírme pese a la alarma que me causaron:


- Para que salga rápido de la escuela, también cuando crezca me va a servir, yo cuando crezca quiero ser abogada, pero si no sé leer va a ser imposible.
- Porque si no, no sabemos escribir ni aprender.
- Porque si hay una señal que dice “Derrumbe” y entrás a esa casa.

- Para ejercitar la vista
- Es importante porque en 4º grado y en 5º te preguntan para leer.
- Para funcionar la vista y aprender a escribir.
- Para aprender a no tener faltas de ortografía.
- Porque es muy importante para aprender
- Es importante porque aprendés muchas cosas nuevas que tendrías, que no estás preparada para aprender.
- Porque no sabrías escribir y tomarías el ómnibus mal, etc.
- Si tenemos que leer un cuento, y sabemos de qué se trata.
- Porque aprendés a escribir sin faltas y a hablar bien.
- Porque nos sirve y si hay una cosa importante para leer, por eso es importante.
- Para sacar información.
- Porque te ayuda a aprender leyendo libros y revistas.
- Es importante para aprender y estudiar.
- Porque si no, no supiéramos escribir, como estamos escribiendo ahora.
- Porque nos ayuda a informarnos, y si no supiéramos leer no sabríamos leer las instrucciones del tránsito y habría muchos accidentes.
- A mí me sirve leer para aprender cada día más, para saber estudiar, para guiarme cuando sola.
- Para saber estudiar y para aprender.
- Porque si no, no podríamos comprar los comestibles como fideos, franfrutes, polenta, y no podríamos saber los nombres de cada uno.


Estas respuestas me evocaron una vez más mi niñez:
Tendría yo unos ocho años y mi madre, ávida lectora desde sus primeros años de escuela, estaba alarmadísima frente a la apatía que mostraba la segunda de sus hijas frente cualquier hoja que no tuviera impresa otra cosa que no fueran coloridas imágenes. Con intenciones de revertir esta situación, mamá me compraba libros de todos los formatos, tamaños y presentaciones, libros con letras grandes o pequeñas, con textos largos y textos cortos y con los más variados argumentos adecuados (a su criterio) para una niña de mi edad. Pero todos, absolutamente todos los libros adquiridos, corrían la misma suerte: Yo los miraba, hacía un esfuerzo por satisfacer el deseo materno de formar una hija “educada”, leía una o dos hojas, y luego se apoderaba de ellos mi hermana mayor, quien hacía ya largo rato había descubierto que los libros eran mucho más que simples letras impresas.

Yo sentía, a mis ocho años, algo similar a lo que sentían los niños que me dieron aquellas respuestas. Debía leer para satisfacer el deseo adulto de formar un ser culto, aplicado, instruido, etc. Lo que yo aún no había descubierto era el placer por leer; y lo que mi madre no sabía por aquel entonces, es que no era ella quien debía elegir qué libros debían gustarle a una niña de ocho años, sino que era yo quien debía descubrir el saborcito de los manjares que existían, con los ingredientes y condimentos que más me apetecían.

Y los descubrí. No recuerdo exactamente qué edad tenía, pero los descubrí: autores como Mark Twain, Edmundo de Amicis, Julio Verne pasaron a integrar mi lista de favoritos....
Ahora que descubrí también la fascinante tarea de escribir para niños, creo que lo hago pensando en la niña que fui, en las historias que buscaba a mis ocho o nueve años, y que no encontraba. Junto a mí, mujer adulta, están la niña que fui y la niña que hoy llevo dentro. Aclaro que mis dos niñas son algo diferentes entre sí, pero entre las tres pensamos aquellos argumentos que buscaba y no encontraba en mi infancia: aventura, misterio, suspenso, emoción, humor, todo mezclado con cierta dosis de ternura.
La niña que fui viaja al presente y se alegra, la niña que soy colabora con mi yo adulto y las tres nos divertimos construyendo aventuras, historias y personajes. Y así nacieron Martín, Pachi, Micaela, Juanjo, Lupe, Maite, Julieta y todas las aventuras que vivieron y continuarán viviendo. Muchos niños que conozco, alumnos, sobrinos reales y sobrinos postizos colaboran con estas historias. Muchas veces son ellos, quienes con otros nombres hablan, hacen comentarios graciosos o cometen más de una picardía. Yo no escribo sola; ellos están siempre conmigo.


 
 
 


 

El secreto de la casa gris

fue la primer novela que escribí, allá por 1999 ¡Cuánto tiempo atrás!


En el 2002 presenté la historia de Micaela -una niña de 10 años que se muda con sus padres a un pequeño pueblo del interior del Uruguay- al concurso de Literatura convocado por la editorial Norma y Fundalectura, en Colombia. El 25 de septiembre de ese año recibo una llamada comunicándome que había obtenido el Accésit por mi obra. ¡Fue hermoso!

En la contratapa dice: 



"Micaela y sus padres se trasladan de Montevideo a un pequeño y calmado pueblo del Uruguay, en donde un gran misterio envuelve una casa gris. La perspicacia de Micaela cambiará la vida de todos los habitantes de ese pueblo."




"Micaela and her parents move from Montevideo to a small town where a great mystery surrounds a gray house. Micaela's adventures change the life of all the inhabitants of the town."




Muchos niños me preguntan en qué me inspiro. Realmente me cuesta mucho responder a esa pregunta, porque son muchas las experiencias y los  recuerdos que viven en cada uno de nosotros y vuelven a ver la luz cuando escribimos. En el caso de El secreto de la casa gris creo que estuvo presente un pueblito del departamento de Colonia llamado La Paz. Es muy pequeño, tal vez apenas un poquito más grande que la Villa Curupay de esta historia, pero la gente es muy amable, a diferencia de los habitantes del pueblo donde le tocó vivir a Micaela..

Así imaginó Carlos Díaz Consuegra.a Villa Curupay




Y así imaginó a  Micaela



Otras ilustraciones del libro:






 
Podés leer parte del libro aquí

Clarisa, abuelo y la loca Abuelina

es uno de mis últimos libros publicados


La ilustración de la tapa es de Óscar Scotellaro y está publicado por Fin de Siglo


Les cuento lo que dice la contratapa:

"Hola, mi nombre es Clarisa y tengo 8 años recién cumplidos. Vivo con mamá y papá. Soy muy alegre y divertida ¡claro, eso lo digo yo! Jeje. Tengo un abuelo al que adoro, pero está casado con otra persona que no es mi abuela de verdad. Ella es muy extraña, es ridícula para vestirse y para nada agradable, a mí y a papá nos cae muy mal. Toda esta historia comienza con mi regalo de cumpleaños, un regalo grande, pero a su vez chico, que no es de material, pero muy divertido… Lo cierto es que a partir de ese momento todos los planes cambian y termino envuelta en un misterio con esa rara señora que ya te comenté más arriba. ¿Qué esconde en ese cuarto?, ¿de dónde proviene ese olor?, ¿será esta señora tan mala como yo creo?, ¿algún día llegaré a quererla? Te invito a que resuelvas junto conmigo el misterio. ¡Dale!

Clarisa"


Este es un comentario del libro publicado en suplemento de El País